Salto me lo dio todo.
Viniendo del interior profundo de Paysandú, hijo de peones rurales, pude estudiar, trabajar, formar una familia y ejercer mi profesión con dignidad.
Cada logro personal lleva impreso el sello de esta tierra y de su gente.
Por eso entiendo la política como la más noble herramienta de transformación.
Así como la extensión universitaria permite devolverle a la Universidad lo que nos dio, la política (y en especial el Partido Nacional, reserva moral de la Patria) nos permite retribuirle al pueblo lo que nos formó.
Desde que comence en la militancia activa, nunca ocupé un cargo rentado. Mi única recompensa ha sido servir.
Pongo mi tiempo, mis capacidades y mis mejores años al servicio de este Departamento, con la certeza de que no hay mayor privilegio que contribuir a un mejor Salto.
La felicidad de mi familia, de mis amigos, de mis vecinos (de todos los que habitan este suelo) es también la mía.
Y si algo puedo dejarle a esta tierra, es el testimonio de haberla querido con hechos, no con palabras.

