
La Unión Africana suspendió de inmediato a Madagascar, denunciando una ruptura constitucional. Organismos internacionales advierten sobre el riesgo humanitario y el impacto en una economía ya frágil. La población permanece en incertidumbre, con carreteras bloqueadas y cierre de instituciones públicas. Analistas recuerdan que Madagascar ya atravesó golpes en 2009 y 2002, marcando una inestabilidad crónica.