Este 9 de octubre se cumplen años de la muerte de Ernesto “Che” Guevara, una de las figuras más emblemáticas del siglo XX. Médico, revolucionario y símbolo de rebeldía, el Che dejó una huella imborrable en la historia de América Latina.
Nacido el 14 de junio de 1928 en Rosario, Argentina, Guevara estudió Medicina en Buenos Aires, pero sus viajes por el continente lo transformaron. Durante sus recorridos por Chile, Perú y Bolivia, conoció de cerca la pobreza y la desigualdad social que marcaron su pensamiento político y su compromiso con las causas populares.
En 1955, mientras vivía en México, conoció a Fidel Castro y se sumó al Movimiento 26 de Julio, que luchaba por derrocar al dictador cubano Fulgencio Batista. Tras años de combate en la Sierra Maestra, la Revolución Cubana triunfó en 1959, y el Che se convirtió en una figura clave del nuevo gobierno.
Ocupó cargos como ministro de Industria y presidente del Banco Nacional, impulsando reformas económicas y sociales, además de campañas de alfabetización y salud pública.
Fiel a su ideal de revolución continental, Guevara abandonó Cuba en busca de nuevas luchas. Intentó organizar movimientos guerrilleros en África y posteriormente en Bolivia, donde fue capturado el 8 de octubre de 1967 por el ejército boliviano con apoyo de la CIA.
Un día después, el 9 de octubre, fue ejecutado en La Higuera, a los 39 años.
Su cuerpo fue enterrado en secreto y hallado décadas más tarde, siendo repatriado a Cuba. Desde entonces, su imagen —capturada por el fotógrafo Alberto Korda— se transformó en un símbolo mundial de resistencia y lucha por la justicia social.
A más de medio siglo de su muerte, el legado del Che Guevara sigue despertando admiración y controversia, pero su figura permanece viva en la memoria colectiva de América Latina y del mundo.