
Nuevas tecnologías emergentes podrían hacer que océanos enteros dejen de ser refugios seguros para submarinos nucleares. Un artículo reciente advierte que sensores cuánticos, redes de sonar avanzadas, magnetómetros situados en fondo marino y sistemas de inteligencia artificial para procesar grandes cantidades de datos están reduciendo la capacidad de los sumergibles de escapar de la detección.
El foco se centra en la futura flota AUUKUS de submarinos planificada por Australia, con una inversión estimada de A$368 mil millones. Se teme que para cuando estos barcos estén operativos (a partir de la década del 2030), muchas tecnologías ya les harán vulnerables frente a detección sofisticada.
Las implicaciones son varias: seguridad nacional, estrategias de defensa, costos de desarrollo de nuevas soluciones de sigilo, y una carrera tecnológica entre quienes desarrollan tecnologías de detección y quienes desarrollan contramedidas. Expertos indican que las innovaciones en sensores cuánticos y en vehículos submarinos autónomos podrían cambiar radicalmente la naturaleza de la guerra submarina en las próximas décadas.