
El avance viene siendo impulsado por la implementación del Protocolo de Montreal y sus enmiendas, que regulan las sustancias que dañan la capa de ozono. Los científicos advierten sin embargo que el proceso es delicado: se enfatiza la necesidad de vigilancia constante para evitar retrocesos.
La protección atmosférica tiene implicaciones directas sobre la salud humana (por ejemplo, reducción de radiación ultravioleta) y sobre los ecosistemas. El informe también señala que la juventud debe participar más activamente en iniciativas de preservación ambiental, sugiriendo que mantener la recuperación dependerá de acciones sostenidas.