
Las consecuencias son resultados de las acciones. A veces nos sale bien y otras nos sale rematadamente mal a cuenta de saber que algunas decisiones son una equivocación garrafal.
La elección del presidente de la mesa departamental de Salto, Luis Alonso, fue parte de una macabra estrategia de Lima por volverse a quedar con la orgánica del FA departamental de igual manera que lo hizo cuando pertenecía a la 888. Una estrategia que tuvo de aliados al Partido Socialista a cambio y cuenta del pase a comisión de Alonso y del Partido Comunista que logró generar varios cargos de confianza y designaciones directas, muchas visibles y otras tantas no tan públicas.
Las equivocaciones suelen manifestar incapacidad de conducción e incapacidad de pensar en lo colectivo priorizando lo individual como es el caso del actual presidente del FA departamental.
Incapacidad que ha llevado a manejar a su antojo, el de Alonso, o el de Lima?, la conducción política al punto que desde su asunción como presidente no ha presentado copias de actas de ninguna mesa departamental en casi un año y ninguna acta de ninguno de los plenarios realizados.
Es decir, no existe documentación alguna de decisiones, informes, pedidos, etc., que han sido presentados en esta pobre presidencia de alguien que no asume si es mandadero de Lima o del Partido Comunista.